19 enero 2015

¿Qué es el Lolita para mí?

Si me hubieran preguntado esto mismo hace un tiempo, sin duda me habría aferrado a las reivindicaciones, la belleza de lo onírico y la libertad.

Hoy simplemente diría: un jarro de agua fría.

De un tiempo a esta parte, han ocurrido una serie de cosas que han destrozado esas gafas que me hacían ver todo color de rosa, cambiando mi percepción y pensamiento en muchos sentidos, algo que me dispongo a exponer aquí con precisión. Si bien, como indica el título, esta es mi opinión, mi propia visión, por lo que no pretendo sentar cátedra ni nada por el estilo, simplemente, dar lugar a una nueva entrada.

Partimos de la definición básica del Lolita, considerado como un estilo que se inspira en épocas pasadas tales como el Rococó o la época victoriana. Si bien, estas referencias quedan diluidas entre camisas abotonadas hasta el cuello y posados propios de odaliscas: ¿Dónde han ido a parar los generosos escotes del XVIII? ¿Por qué se vende una falsa delicadeza basada en retratos de prostitutas de la época? Me explico, mayoritariamente ese tipo de imágenes idealizadas que se toman como referencia, de posturas incómodas y complejas, se reservaba para las prostitutas, que desempeñaban en muchas casos la función de modelos a los que se pagaba por un desnudo, dando lugar a alegorías de Venus o mujeres dignas del harén de un marajá. Me gustaría aclarar esto porque constantemente se alude a los bellos retratos de época que representan a delicadas mujeres, sin saber lo que se esconde detrás de los mismos. Ni mucho menos pretendo tratarlos de algo feo u ofensivo (es más, me encantan), pero es un hecho, al igual que la afamada Madame de Pompadour con su libro y radiante vestido, que era la querida del rey. 
Momentos de hedonismo y exceso bajo un telón de aparato y té con pastas; modelos de finura y belleza onírica que han tenido una vida escabrosa, cuanto menos. Una contradicción, en resumidas cuentas. 

Continuando con la definición, surge en los años 70 del siglo pasado como un rechazo ante el rol de la mujer como complaciente esposa y madre amantísima. Algo que realmente a día de hoy está completamente anticuado (a pesar de lo que se me pueda decir de que seguimos en una sociedad patriarcal donde prevalecen las injusticias, si esas mujeres vieran esto no se lo creerían). Al igual que se han dejado de lado las puntillas de ganchillo, la igualdad prácticamente es un hecho en la sociedad actual, el Lolita ha cumplido su función ¿Qué es el Lolita hoy, en este nuevo contexto? Se suprime todo debate respaldándonos en la rebeldía detrás de la puntilla, tratando temas tan absurdos como el hecho de si una Lolita debe decir palabrotas o no, venga ya. 

Hemos considerado siempre este movimiento como una expresión de lo que guarda nuestro interior, una nueva forma de libertad; entonces ¿Por qué he de dejar de ser yo por llevar un petti bajo la falda? ¿Por qué se nos mide con renglones que ni siquiera nos hemos impuesto nosotras? Una prenda de más no ha de determinar mi comportamiento ni mi estilo, porque sino lo que ocurre realmente es que estamos cayendo en una nueva presión, una limitación a manos de lo que nos gusta. 

Se inspira en una belleza onírica digna de un reino de fantasía, con princesas de cuento, apreciando la belleza de los pequeños detalles. Pero el drama y el rechazo son una constante en la lucha por ser la más bella del reino. Algo que se describe como repleto de armonía y belleza se basa en enrevesada palabrería, bonita y vacía, que queda muy aparente, que se repite hasta la saciedad. Cada cual percibe la belleza a su manera, se siente bella a su manera y piensa a su manera, en el momento en el que nos encasillan en cuatro cortes distintos de alto coste, lo siento, pero sólo veo maniquís repletos de volantes que idolatran a tres figuras que construyen su imagen en base a lo que ya he expuesto anteriormente. 

Pienso que el Lolita se marchita y se corrompe más cada día que pasa, cada secret que se publica y cada hada que se queda sin alas, alas que desaparecen entre tantas palabras envenenadas.

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